Valora y comenta «La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada»

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La increíble historia de Cien años de soledad

El otro día os mostrábamos dos vídeos, correspondientes a dos de las grandes obras de García Márquez. Hoy os hacemos partícipes de otro momento inolvidable: Es el propio García Márquez, ante los asistentes al Congreso Internacional de la Lengua Española quien nos cuenta una anécdota relativa a su obra magna, Cien años de soledad.

La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada

Ya sabemos que la obra que hoy os proponemos no es una novedad editorial, pero si alguien conoce un título más sonoro y atractivo en toda la historia de la literatura, que nos lo haga saber.  Digamos que éste fantástico relato de Gabriel García Márquez, comienza a saborearse ya desde el precioso título que lo encabeza.

Tiene la historia de Eréndira ese sabor dulzón y denso del ambiente caribeño, tiene la desalmada abuela la flemática indolencia de una matriarca perversa y atesora Eréndira la virtud virginal que la hace aparecer a nuestros ojos como un nenúfar en una ciénaga. El delicioso relato está impregnado de ese mundo imaginario en el que la realidad y la magia se entremezclan con naturalidad y que en la crítica literaria se conoce como realismo mágico. Es mucho más que eso: es una forma de expresión que alcanza sus máximas cotas con el gran Gabo y que nos traslada a un espacio de ensueño literario en el que todo es posible. El lector penetra en una atmósfera irreal, pero auténticamente creíble; imaginaria, pero cierta, de la que no le apetece salir. Eso al menos es lo que a mi me ocurre cada vez que releo este relato, al que vuelvo a menudo por la satisfacción de saborear las palabras del gran mago de la literatura y por el propósito de volver a dejarme embelesar por una historia que es capaz de enseñarte más, mucho más, sobre el alcance de una deuda que lo que aprenderías leyendo una docena de sesudos tratados de economía, pero con la indudable ventaja de hacerlo disfrutando con un relato que se te quedará adherido al paladar como lo haría una trufa de crujiente chocolate rellena de nata helada.