Valoración y comentarios

A nosotros nos ha gustado el libro aunque su lectura se ha hecho a veces difícil. Ciertamente no es una historia relajante de las que uno lee para evadirse de la realidad, ya de por sí bastante sangrienta, pero engancha y trasporta a otras épocas por las que todos hemos sentido curiosidad. Lejos de la imagen que nos presentan los mercados medievales, festivos y coloridos, Lapvona describe un submundo cruel y grotesco.
Dejaos llevar por el corderito de la portada de esta edición de Alfaguara y meteos de lleno en el mundo oscuro que tiene como fondo. Esperamos vuestros comentarios y críticas y también que disfrutéis del otoño, invierno, primavera, verano…

Si te ha gustado “Lapvona” y quieres leer más libros de la autora, Otessa Moshfegh, puedes buscar en el catálogo en línea de la Red de Bibliotecas de Castilla y León (RABEL) y en la plataforma de préstamo de libros electrónicos eBiblio Castilla y León.

Los personajes

El ambiente sórdido, repulsivo, agobiante, sucio, cruel y grotesco, envuelve a los personajes de Lapvona. Todos son parte del paisaje siniestro, pestilente y deforme que la época medieval pudo haber conocido y nos atrevemos a decir que son un paisaje en sí mismos.
En este entorno nace Marek: «desfigurado desde su nacimiento, con la columna vertebral doblada hacia delante de manera que sus pequeños omoplatos sobresalen de su espalda como alas afiladas».
La personalidad de Marek es de una infancia estancada, inocente y supeditado a darle sentido a todo lo que pasa en él y a su alrededor a partir de un único símbolo: Dios.

Quasimodo. Fotograma de «Esmeralda, la zíngara», 1939


El contrapunto al muchacho y su inocencia es otro personaje, Ina, una mujer anciana, mística y ciega que comenzó a lactar a sus cuarenta y tantos años y que ha sido, durante mucho tiempo, una especie de nodriza sobrenatural, amamantando a generaciones de habitantes de Lapvona, incluido Marek. Ella es la única que da consuelo al joven.
Por otra parte, el padre de Marek, Jude es un viudo violento y sensible que ama y odia al hijo a partes iguales, que siente más responsabilidad por sus corderos que por su propio hijo al que propina brutales palizas y al que cura con ternura las heridas.
Lord Villiam es el “señor feudal” venido a menos, petulante, caprichoso, infantiloide y cruel que se sirve de bandoleros para mantener a raya a los habitantes de la aldea. Su crueldad es inversamente proporcional a su madurez.
Su hijo Jacob, el joven cazador hermoso y valiente, de botas brillantes y nuevas, es el elemento desencadenante del futuro de Marek. Lástima que tenga que morir de forma cruel para que tal circunstancia se produzca.

Escena de «El triunfo de la muerte» de Pieter Brueghel, El viejo

El padre Barnabas, el Rasputín de Villiam, es tal vez el más siniestro, no por cruel, sino por ser actor en la sombra, el que maneja la débil e infantil mente del señor y el que atemoriza a los aldeanos.
Ágata, misteriosa y delicada, madre y madrastra, con un poder femenino y maligno que enamora y a la vez repugna a Jude.
Y, en fin, toda la caterva de seres humanos y animales (no podemos olvidarnos de los corderos) que pueblan Lapvona y que contribuyen a crear esta historia tan oscuramente medieval.

A pesar de que cada uno de los personajes tiene sus demonios particulares, todos se rigen por un elemento común: la fe como camino hacia la supervivencia. Dice Emmanuel Carrère en El Reino (Anagrama; 2015) que «la raíz del deseo religioso es la nostalgia del padre y el fantasma infantil de ser el centro del mundo». Puede que sea Marek, el protagonista de Lapvona, el mayor exponente de esta idea: un campesino adolescente que nunca ha sido amado, que venera y teme a Dios por igual y busca la comunión con él a través del maltrato al que lo somete su padre. Marek cree ser el elegido, el que padecerá la máxima miseria terrenal para alcanzar la gloria tras la muerte, sin saber del todo cómo una va a dar paso a la otra.

Dejamos los enlaces al catálogo de las bibliotecas de la comunidad de la novela «El reino»  y en eBiblio.

Sobre la autora

Nacida en Boston en 1981, es una de las autoras que han aunado con mayor intensidad la valoración crítica y el aprecio de los lectores en los últimos años.
Sus padres (ella croata y él judío iraní) inmigrantes en los Estados Unidos, músicos ambos, trataron de inculcar el amor por la música a la pequeña Ottessa, pero su interés por esta disciplina no fue más allá de aprender unas cuantas notas de piano y de clarinete. Pronto se decantó por otro arte: la literatura.
Licenciada en Filología inglesa por la Universidad Femenina de Barnard, completó sus estudios en Brown y Stanford.
Trabajó como asistente de la prestigiosa editora Jean Stein y en 2014 publicó su primera novela Mcglue, que fue bien valorada por los medios especializados pero atrajo muy pocos lectores, lo que le llevó a reflexionar si es más importante la opinión del lector común o la de los grandes especialistas. Así, decidió escribir algo que pudiera atraer a un público mayor. De ahí surgió Eileen (Mi nombre es Aileen en la edición española) que representó un gran éxito y que presentaba ya las características que marcarán toda su literatura: una combinación de humor negro, agudeza psicológica y un estilo brillante e ingenioso.
A esta le siguió el libro de relatos Nostalgia de otro mundo (2017) y las novelas Mi año de descanso y relajación (2018), La muerte en sus manos (2020) y el que nos ocupa, Lapvona (2022).
Como curiosidad, deciros que Ottessa Moshfegh escribió el guion de la película de 2022 Causesay, protagonizada por Jennifer Laurence y que en este año 2023, se estrenó una adaptación de su novela Aileen, con Anne Hathaway Thomas Mckenzie.
Ottessa Moshfegh, en el transcurso de cuatro novelas anteriores y una colección de cuentos, se ha convertido en una escritora estadounidense singular. Le gustan los monstruos y los forasteros, los marineros borrachos y las ancianas malhumoradas, los personajes que son desafiantes y a veces monstruosos, tendidos en la cuneta, demasiado aburridos o desperdiciados o cínicos para mirar las estrellas. Su voz lacónica, con un toque de crueldad, siempre es entretenida, y en el entorno medieval de Lapvona, es capaz de satisfacer su interés por lo grotesco. La novela es un lienzo de descripciones entusiastas de todo tipo de degradación humana.

Si teneís más interes en conocer a Ottesa os dejamos estos enlaces:

Beauregard, L. P. (2023, enero 28). Ottessa Moshfegh, escritora: “El arte no tiene moral. Si no, es propaganda”. Ediciones EL PAÍS S.L. (Con suscripción) o préstamo en eBliio

Blanco, L. (2019, febrero 13). Ottessa Moshfegh: “No sé qué significa hoy ser feminista”. El Mundo.

 

El ambiente, la época

Aunque las descripciones que hace Moshfegh son, en nuestra opinión, magistrales (casi podemos palpar, oler, incluso saborear el ambiente), no deja de resultarnos algo difícil llegar a imaginar cómo son esos paisajes repletos de muerte y miseria, de maldad y horror toda vez que al mismo tiempo nos presenta a los personajes con una sensibilidad extrema. El padre puede dar una paliza brutal al hijo y después sentir un escalofrío de placer al limpiarse la sangre con el rocío de la mañana o contemplar la belleza de las estrellas…

Lapvona es un feudo menor en algún lugar de la Europa medieval. Su gobernante, Lord Villiam, es un intrigante mimado y petulante, tan débil que cuando baja de su castillo a la iglesia del pueblo, tiene que ser llevado cuesta arriba. Lapvona fue una vez un buen lugar, con suelo fértil y bajos impuestos. Ahora, después de una plaga, es sombrío, reseco y pobre. Su difícil situación empeora porque Villiam tiene a su disposición una banda de bandidos que periódicamente saquean la aldea, robando cosechas para que Villiam las venda en secreto a sus contactos comerciales en otro feudo en el norte. Lapvona también es ejemplo de todos los estereotipos medievales que pueden resultarnos familiares: un lugar de pestilencia, deformidades y enfermedades de la piel, crimen espeluznante y castigo extremo.

Pero para visualizar mejor todo esto, contamos con la ayuda inestimable de los cuadros de Pieter Brueghel el viejo, el pintor que mejor ha sabido reflejar la miseria, la muerte y la oscuridad del medievo. Los cuadros de Brueghel están repletos, abigarrados, podría decirse, de escenas que rozan lo grotesco. El triunfo de la muerte nos atrapa en un círculo apocalíptico que gira en torno a la figura de la muerte, con esqueletos campando a sus anchas, ataúdes, enfermos, perros famélicos devorando cadáveres, árboles secos o quemados y tierra yerma.

Por último, nos gustaría recomendaros, a raíz de mencionar a Brueghel, el libro Greta la loca. Greta la loca es una nueva visión de una vieja obra maestra, Dulle Griet, de Pieter Brueghel. Geert De Kockere descubre una nueva historia en el cuadro, esta es la idea que se esconde tras este libro y Carll Cneut dibuja una historia nueva a partir de su visión de esta vieja pintura.

Aquí teneís el enlance para hojearlo, si os apetece, en nuestra biblioteca. Geert, D. K. G. (2006). Greta la loca. Bárbara Fiore.

Lapvona, de Otessa Moshfegh.

La lectura que os proponemos para este mes de noviembre, tal vez os revuelva las tripas y os provoque alguna arcada, física y mental… ¡Ánimo, la historia lo merece!

La perplejidad, el desasosiego y el asco, incluso, se apoderan del lector según avanza su incursión en Lapvona. No es para menos. La cuarta novela de Ottessa Moshfegh (Boston, EE.UU., 1981) articula una distopía de rasgos medievales en la que los habitantes de una villa malviven subyugados por una saga familiar de gobernantes sádicos y corruptos. Los dogmas religiosos y las condiciones climáticas extremas tampoco ayudan. Así se va tejiendo una atmósfera de asfixia en la que tienen cabida todo tipo de barbaries: palizas, violaciones, autolesiones, insalubridad y cuidadas dosis de canibalismo, entre otras.

En la aldea medieval de Lapvona, el pequeño Marek vive en la más absoluta pobreza con su padre Jude, viudo, devoto y agresivo. Cojo, con la cara deforme y una concepción distorsionada de la realidad, Marek solo halla consuelo en su temor de Dios y en sus visitas a Ina, una anciana con saberes ocultos que vive alejada del mundo. Cuando una muerte violenta lo sitúa en el epicentro de la vida palaciega, Marek pasa a convertirse en un auténtico aristócrata dentro de la corte del corrupto y ensimismado señor feudal que gobierna Lapvona. Sin embargo, su nuevo estatus se verá amenazado por la llegada de una misteriosa mujer embarazada, de rasgos sospechosamente similares a los suyos.

Lapvona no es exactamente una novela edificante. Sigue los conflictos y tribulaciones de un elenco de personajes estúpidos y egoístas. Presenta asesinatos, hambre, canibalismo, violaciones y envenenamientos, entre otros horrores. Ambientada en un feudo medieval de Europa del Este y narrada desde una perspectiva distante en tercera persona, Lapvona tiene el tono de un cuento de hadas macabro.

Por último, deciros que la historia comienza en primavera y, tras un verano, otoño e invierno muy sangrientos, culmina de nuevo en la estación de las flores…pero no son estas precisamente las protagonistas.

Lourdes Ventura hace una reseña en el Español que puede resultar muy interesante para conocer el estilo de esta autora.

Ventura, L. (2023, febrero 3). Ottessa Moshfegh en el territorio de la desolación: la escritora “gore” que horroriza y fascina. El Español. https://www.elespanol.com/el-cultural/letras/20230203/ottessa-moshfegh-territorio-desolacion-escritora-horroriza-fascina/736426557_0.html