Para seguir disfrutando de la obra de Pierre Lemaitre

Puedes ver la película dirigida por Nicolas Boukhrief,  basada en esta novela

Tráiler oficial subtitulado: https://www.sensacine.com.mx/peliculas/pelicula-262748/trailer-19563801/

 

 

 

Si quieres leer más obras de este autor, te recomendamos:

Irene (2006) su primera novela, en la que presentó al personaje Camille Verhoeven, un colérico comandante de la Brigada Criminal de París que no llega al metro y medio de estatura, y con el que se inicia una serie policíaca. Esta serie continua con Alex (2011) , Rosy & Jonh (2011) y Camille (2016).

Nos vemos allá arriba  ganó el Premio Goncourt 2013 y es la primera parte de la trilogía Los hijos del desastre que continúa en Los colores del incendio  (2018) y El espejo de nuestras penas (2020)

Otros títulos son Vestido de novia (2009) y, Recursos inhumanos (2017)

Recientemente se ha publicado en español La gran serpiente,  la ópera prima de Pierre Lemaitre, una comedia negra inédita en español.

Destacar la reciente aparición de Diccionario apasionado de la novela negra donde comenta obras concretas, y por orden alfabético, los nombres de casi todos los autores policiacos (anglosajones, franceses, españoles, nórdicos, latinoamericanos…)

 

Y si además deseas conocerle mejor, te facilitamos el enlace a dos entrevistas con Pierre Lemaitre

Entrevista en el programa “Página 2” de TVE (octubre 2014)

https://www.youtube.com/watch?v=m8Ehlj_UNoI

Los libreros españoles entrevistan a Pierre Lemaitre (2020)

https://www.youtube.com/watch?v=1jKYWdWt9nk

La culpa

El azar, lo imprevisible de la vida juega un papel fundamental en la novela. El destino empuja al protagonista hacia determinados derroteros que le impedirán conseguir sus proyectos vitales; en este sentido nos encontramos ante una tragedia griega – La particularidad de la tragedia es que el final de la historia ya está incluido en el principio, porque los dioses así lo han decidido-. Lo único que podemos hacer como observadores es sentir compasión por Antoine, un niño bueno que en su adolescencia ha tenido un “accidente” y la fatalidad quiere regresarle continuamente a su desdicha.

Un guiño a la tragedia griega por parte de Pierre Lemaitre es el nombre del perro “Ulises” … por quien comienza todo.

Os animamos a escuchar esta entrevista en la que el propio autor comenta  aspectos de la novela:

 

En las reacciones de Antoine prevalece el miedo y la culpa, emociones que sufrirá con mayor o menor intensidad a lo largo de las páginas, trasmitiendo al lector una enorme sensación de angustia.

“en realidad el miedo nunca lo dejaba en paz. Se calmaba, se adormecía y volvía. Antoine vivía con la certeza de que tarde o temprano aquella muerte le daría alcance y le arruinaría la vida”  

 “Por eso deseaba tanto irse bien lejos. Sabía que si se marchaba de Beauval llevaría consigo imágenes que seguirían torturándolo en la otra punta del mundo, pero al menos tendría el consuelo de no volverá a cruzarse con quienes estaban relacionados con su drama…”

“…Por primera vez … sintió que empezaba a respirar un poco mejor. ¿Se alejaba el peligro?”

 “Antoine se sentía vencido, aplastado, hecho trizas…”

 Cada paso que da dependerá de la suerte, creándose una incertidumbre absoluta.

por dramáticos que fueran, los sucesos de las últimas horas le habían dado un respiro inesperado… Ahora la suerte de Antoine estaba regida por una incertidumbre absoluta, a la que empezaba a agarrarse”

 “Lo que agotaba a Antoine ya no era la culpa, ni el miedo a que lo descubrieran, sino la espera. La incertidumbre. La sensación de que, mientras no se alejara de allí, podía pasar cualquier cosa, su vida podía quedar arruinada en unos segundos. Ahora sólo era cuestión de unos meses.”

Con todo ello, nos encontramos ante una novela negrísima sin ser policial. No hay misterio, no hay dudas sobre la identidad y la motivación del asesino, apenas hay investigación… Lo que hay es tragedia.

El autor tiene un objetivo claro: hacer que el lector se sienta mal.

Retrato de un pueblo

La trama del libro se desarrolla en un pueblecito, ubicado en un hermoso entorno rodeado de bosques, donde la vida transcurre de forma tranquila y rutinaria… hasta los terribles acontecimientos de diciembre de 1999.

Una fábrica de juguetes de madera – “Weiser, Juguetes de madera desde 1921”- será su eje económico, de ella dependerán las vidas de los lugareños y marcará sus relaciones interpersonales.

El nombre de este pequeño pueblo es Beauval, y realmente existe una localidad llamada así en la región de Picardia, en el distrito de Amiens, al norte de Francia, con algo más de 2000 habitantes en 1999, y que, en diciembre de ese mismo año, junto a buena parte del norte de Europa, sufrió dos huracanes seguidos, Lothar y Martin.

Como curiosidad, en Beauval se encuentra uno de los parques naturales más grandes de Europa: el ZooParc de Beauval, creado en 1980, que se ha convertido en un ejemplo de conservación de la biodiversidad animal.

Con estos detalles, podemos pensar que Pierre Lemaitre se inspiró en datos reales para crear el escenario de la novela.

En lo referente a los habitantes, el relato recoge un complejo microcosmos, con sus miserias, su maldad, su hipocresía y falsas apariencias. El retrato de cada uno de los vecinos, no solo sirve para mostrarnos la idiosincrasia de un pueblecito pintoresco donde la vida pasa sin sobresaltos, sino que aportará datos relevantes para el desenlace final de la novela… así que estad muy atentos a los detalles.

Ante una desgracia, como es la desaparición de un niño, la reacción colectiva es de absoluta empatía.

“La mera idea de que alguien pudiera haber matado a Rémi, un encanto de criatura conocido en todas partes… paralizaba a veces las conversaciones, y largos silencios se instauraban en torno a esa posibilidad…”

Ese niño forma parte de la vida de todo el pueblo, es uno más, así que lo más fácil para asimilarlo es culpabilizar de su desaparición a alguien de fuera, pensar lo contrario sería terriblemente doloroso.

“el hombre al que han detenido es el señor Guénot… En aquella carrera hacia la culpabilidad, el señor Guénot llevaba la delantera…”  “el señor Desmedt… hosco a menudo brutal, camorrista a veces, no era apreciado, pero tenía la indiscutible ventaja de ser de Beauval y, en consecuencia, por definición menos sospechoso que el señor Guenot, que venía de Lyon, y menos aún que el conductor, que no venía de ninguna parte…”

Pero cuando otra serie de acontecimientos llega de forma imprevista y afectan a todos, esa empatía queda en segundo plano.

“Lo que encogía el corazón no era sólo la imposibilidad de ayudar al señor Desmedt, sino la sensación de que la desaparición de su pequeño, por trágica que fuera, pasaría a segundo plano y, arrinconada por desgracias que afectaban a todo el mundo, nunca volvería a ser un problema colectivo”

Todo ese cúmulo de terribles sucesos provocará que las relaciones entre los vecinos cambien, y ya nunca volverán a ser como antes.

“en ese doloroso y confuso periodo se perdieron amistades y surgieron simpatías nuevas, a veces inesperadas; la desgracia que había golpeado al pueblo alteró de forma notable el mapa de las relaciones entre vecinos…”

Tres momentos

Somos testigos de la vida del protagonista en tres momentos: 1999, 2011 y 2015. Un paralelismo que se corresponde con los tres días en que tiene lugar el fatal accidente y la búsqueda posterior que se ve interrumpida por las tormentas que tuvieron lugar a finales de diciembre de 1999.

Una estructura cerrada, semejante a un círculo, donde siempre se vuelve al mismo lugar y al mismo tiempo. La línea argumental siempre regresa a Beauval y a lo ocurrido en 1999  “El círculo estaba a punto de cerrarse”

 

La primera parte de la historia comienza en la víspera de Navidad de 1999, un año en el que  un fuerte temporal  afectó a media Europa. El norte de Francia se convirtió en un paisaje de árboles caídos, carreteras cortadas y más de un millón viviendas sin electricidad. Hubo 46 víctimas mortales solo en Francia. “Un segundo huracán sucedió al primero. Después de Lothar, que se le había adelantado unas cuantas horas, llegó otro al que bautizaron Martín”. Para Antoine es el fin de la infancia «Todo había acabado y aquel llanto era el de su infancia…»

La segunda parte se desarrolla en 2011. Antoine es un estudiante de medicina que ya no vive en Beauval, pero al que encontramos en una breve visita al pueblo de su niñez. Si en 1999 asistimos al fin de su infancia,  en 2011 otro hecho acabará con la idea que tiene Antoine de cómo será su vida y la marcará para el futuro. Inevitablemente, en Beauval siempre se sentía como si hubiera vuelto a aquel final de año de 1999”, “Si el final de su infancia no hubiese llegado el día que conoció a la muerte, el día en que mató a Rémi, sin duda hubiera podido fecharlo esa noche

La parte más breve de la trama sucede en 2015. Beauval se ha transformado. “En los últimos años el pueblo ha cambiado. El parque de Saint-Eustache había sido un éxito, en la temporada alta acudía gente de toda la región“, “El turismo había creado empleo, los comerciantes estaban contentos, y un pueblo donde los comerciantes están contentos es un pueblo feliz”

En contraposición a la prosperidad del pueblo, la vida de Antoine que se nos presenta en su madurez como una existencia monótona y triste “Su vida no era más que la inmensa derrota a la que su infancia, puro dolor, lo había condenado”, “De repente, en el momento en que su vida se  hundía en la rutina como en unas arenas movedizas, todo volvía a la superficie…”

«Tres días y una vida» de Pierre Lemaitre

Pierre Lemaitre (Paris, 1951) es un escritor, guionista y psicólogo francés. Creó una empresa de formación pedagógica y durante años trabajó como profesor para adultos, enseñando comunicación, cultura general y literatura destinada a bibliotecarios.  Ha trabajado como guionista de cine y televisión.

Llegó al mundo literario de forma tardía cuando tenía 56 años, iniciándose dentro del género negro, que siempre le había atraído y convirtiéndose en uno de los escritores franceses más populares.

Ha conseguido numerosos premios literarios. En 2013 ganó el prestigioso Premio Goncourt con la obra Nos vemos allá arriba que fue un gran éxito de ventas.

En 2015 se convirtió en Embajador Secours populaire, asociación sin ánimo de lucro, nacida en 1945 que tiene como objetivo luchar contra la pobreza y la exclusión en Francia y en el resto del mundo.

Estamos ante una novela negra lograda y atípica. En palabras del autor es un cuento al revés construido como una tragedia” en la que conocemos desde el principio casi todos los detalles del suceso. También conocemos a la víctima y al asesino. Este conocimiento no resta tensión al libro ni nos ahorra una angustia continua. Angustia que el autor consigue en parte dejando en suspense cada fin de capítulo, a menudo con frases cortas que nos dejan en vilo y nos hacen seguir leyendo sin interrupción.

No sabemos si es el destino, la fatalidad o la mala suerte, pero nos damos cuenta de que el suceso que desencadena la desgracia nos podría suceder a cualquiera (el detonante de la tragedia es la muerte accidental de un perro), y esto nos hace ponernos en el lugar del protagonista sintiendo su propia zozobra. “En cuestión de segundos su vida ha dado un vuelco”

A medida que avanza el relato la tensión no decae y somos capaces de sentir la misma angustia del protagonista hasta las últimas páginas.