La trama del libro se desarrolla en un pueblecito, ubicado en un hermoso entorno rodeado de bosques, donde la vida transcurre de forma tranquila y rutinaria… hasta los terribles acontecimientos de diciembre de 1999.
Una fábrica de juguetes de madera – “Weiser, Juguetes de madera desde 1921”- será su eje económico, de ella dependerán las vidas de los lugareños y marcará sus relaciones interpersonales.
El nombre de este pequeño pueblo es Beauval, y realmente existe una localidad llamada así en la región de Picardia, en el distrito de Amiens, al norte de Francia, con algo más de 2000 habitantes en 1999, y que, en diciembre de ese mismo año, junto a buena parte del norte de Europa, sufrió dos huracanes seguidos, Lothar y Martin.
Como curiosidad, en Beauval se encuentra uno de los parques naturales más grandes de Europa: el ZooParc de Beauval, creado en 1980, que se ha convertido en un ejemplo de conservación de la biodiversidad animal.
Con estos detalles, podemos pensar que Pierre Lemaitre se inspiró en datos reales para crear el escenario de la novela.
En lo referente a los habitantes, el relato recoge un complejo microcosmos, con sus miserias, su maldad, su hipocresía y falsas apariencias. El retrato de cada uno de los vecinos, no solo sirve para mostrarnos la idiosincrasia de un pueblecito pintoresco donde la vida pasa sin sobresaltos, sino que aportará datos relevantes para el desenlace final de la novela… así que estad muy atentos a los detalles.
Ante una desgracia, como es la desaparición de un niño, la reacción colectiva es de absoluta empatía.
“La mera idea de que alguien pudiera haber matado a Rémi, un encanto de criatura conocido en todas partes… paralizaba a veces las conversaciones, y largos silencios se instauraban en torno a esa posibilidad…”
Ese niño forma parte de la vida de todo el pueblo, es uno más, así que lo más fácil para asimilarlo es culpabilizar de su desaparición a alguien de fuera, pensar lo contrario sería terriblemente doloroso.
“el hombre al que han detenido es el señor Guénot… En aquella carrera hacia la culpabilidad, el señor Guénot llevaba la delantera…” “el señor Desmedt… hosco a menudo brutal, camorrista a veces, no era apreciado, pero tenía la indiscutible ventaja de ser de Beauval y, en consecuencia, por definición menos sospechoso que el señor Guenot, que venía de Lyon, y menos aún que el conductor, que no venía de ninguna parte…”
Pero cuando otra serie de acontecimientos llega de forma imprevista y afectan a todos, esa empatía queda en segundo plano.
“Lo que encogía el corazón no era sólo la imposibilidad de ayudar al señor Desmedt, sino la sensación de que la desaparición de su pequeño, por trágica que fuera, pasaría a segundo plano y, arrinconada por desgracias que afectaban a todo el mundo, nunca volvería a ser un problema colectivo”
Todo ese cúmulo de terribles sucesos provocará que las relaciones entre los vecinos cambien, y ya nunca volverán a ser como antes.
“en ese doloroso y confuso periodo se perdieron amistades y surgieron simpatías nuevas, a veces inesperadas; la desgracia que había golpeado al pueblo alteró de forma notable el mapa de las relaciones entre vecinos…”